Avanza la causa contra Bullrich y, oh casualidad, vandalizan cartel de Maldonado y Nahuel

Mientras Moira Millán, referente mapuche, se presentará mañana como querellante en la denuncia penal presentada por la APDH contra la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y otros funcionarios de su gabinete, el sábado por la noche fue vandalizada la imagen gigante de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel ubicada en Esquel.

Según informó el diario El Chubut, se presume aprovechando el escaso movimiento del lugar, los responsables se acercaron hasta la plazoleta de la Memoria y arrojaron pintura roja sobre la imagen de los dos jóvenes que perdieron la vida en el marco de intervenciones de la Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina. Celeste Palavecino, de la APDH Esquel, confió, “suponemos que en la madrugada del domingo dañaron con un baldazo de pintura roja el cartel en Memoria de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Y también se tomaron el trabajo de ocultar las letras que decían Verdad y Justicia. Verdad y Justicia es el reclamo que tenemos todos los organismos de derechos humanos por la vulneración de derechos”.

Señaló que “Rafael Nahuel pertenecía a una comunidad mapuche de Lago Mascardi, en San Carlos de Bariloche, y fue asesinado por la espalda de un tiro. Y Santiago Maldonado fue desaparecido y luego su cuerpo apareció muerto en el Río Chubut, siendo un caso que nos atraviesa a todas las vecinas y a todos los vecinos de Esquel, y son dos casos tan paradigmáticos en el contexto de recuperaciones territoriales de comunidades originarias que dejan en evidencia que el odio de los genocidas sigue intacto”. Asimismo, hizo hincapié en que “el cartel ya había sido dañado cuando estaba colocado en la ruta y un vehículo lo derribó. Ahora sufrimos esto de la pintura, que más allá del daño natural, es un daño a la memoria colectiva. Y la mirada de Santiago nos sigue preguntando que pasó con la Justicia, porque la causa para investigar su muerte esta cerrada, más allá de que recientemente se hizo el juicio contra el médico por la filtración de las fotos del cuerpo sin vida”.

REPUDIO DE ORGANIZACIONES DE DDHH
“Repudiamos este acto despreciable y llamamos a todas las organizaciones sociales a adherir a este repudio y a colaborar en la pronta reconstrucción del cartel”, manifestó a través de un comunicado la APDH Esquel.
“Los ojos de Santiago y Rafael siguen abiertos y sus miradas solidarias siguen dando testimonio de que la lucha continúa. Esta “intervención” en rojo es la evidencia tangible que las mismas manos cobardes que asesinaron a Santiago y Rafael, acá en la Patagonia, son las mismas manos odiantes que intentan tapar nuestro justo reclamo de Verdad y Justicia por ellos. Pero estamos de pie, aquí y en toda Latinoamérica, con los mismos reclamos contra los mismos opresores que vienen por el agua, la tierra y nuestras vidas: con la certeza de que no existe pintura que pueda tapar la lucha por memoria, verdad y justicia, y que ante cada reacción odiante, reaccionaremos con firmeza y dignidad”.
Por su parte, la Red por la Identidad Esquel de Abuelas de Plaza de Mayo también se sumó a las manifestaciones de rechazo. “La Red por la Identidad de Esquel repudia enérgicamente el claro acto de provocación sobre las imágenes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Lamenta que existan grupos y/o personas intolerantes a las reivindicaciones de Memoria, Verdad y Justicia, ya que son las bases para una vida digna en Democracia, que nos incluya a todes por igual”.

En tanto, desde el Movimiento de Mujeres indígenas por el buen vivir convocan a una conferencia de prensa y acompañar el jueves 21/11 10 am en las puertas de los Tribunales de Comodoro Py.

Recientemente la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) denunció en la justicia a la ministra Bullrich, a su ex jefe de Gabinete, Pablo Noceti, y a otros funcionarios de la cartera, como autores de un plan criminal ejecutado contra las comunidades mapuches. La denuncia quedó radicada en el juzgado de María Laura Capuchetti, y alcanza también al ex secretario de Cooperación con los Poderes Judiciales, Legislativos y Ministerio Público Fiscal, Gonzalo Cane, al ex jefe de gabinete Pablo Noceti y al secretario de Seguridad, Gerardo Milman.

«Desde el Movimiento venimos denunciando junto a nuestra lamngen y weychafe Moira Millán la difamación y persecución política hacia su persona y militancia en la defensa de la vida en los territorios. Moira a sufrido amenazas de muerte y un proceso de judicialición en el cual, quedó dos veces absuelta ante la falta de fundamentos en las acusaciones llevadas a cabo por el Juez Guido Otranto. En el informe presentado por Patricia Bulrrich en diciembre del 2017, se difama a Moira Millán como vocera de la RAM, con la complicidad de los medios hegemónicos de desinformación como Clarín y TN. Este plan sistematizado que es parte de las políticas genocidas que sostienen los Estados nación, no quedará impune. La verdad se hará justicia», indicaron en un comunicado referido a la referente de la comunidad mapuche recuperada Pillán Mahuiza, de Chubut. «Marici weu! Mil veces venceremos!», agregaron.

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“Fue como dicen que es el infierno”

Lautaro tiene siete y Joaquín nueve años. Junto a su mamá y su abuela fueron privados de la libertad durante las seis horas que los gendarmes hicieron lo que quisieron en la Pu Lof de Cushamen, los mantuvieron cautivos en la misma casilla de guardia donde había dormido Santiago Maldonado. “Tienen muchas metralletas, están preparados para un allanamiento. Empezaron a quemar ropa de compañeros, sillas, nuestros juguetes, todo. Balazos y gas lacrimógeno. Es como lo que dicen que es el infierno. Cuando lo veo a Santiago sentí como orgullo y lo dibujé. Lo mataron obviamente los policías”. Con sus palabras y sus dibujos contaron lo que vivieron el 1 de agosto al colectivo El Paso (www.elpaso.com.ar), un grupo de comunicadoras y comunicadores que relevaron pasado y presente de once de las comunidades mapuche de la Patagonia que vienen recuperando territorio desde los años ‘90. “Somos como un ciprés o un coihue, somos nativos, mapuche quiere decir  hijos de la tierra. Y la tierra se está lamentando porque vienen a asesinarla, y a nosotros también”, cuentan los que dieron testimonio en ese trabajo interactivo que busca ser un primer paso en el acercamiento hacia estos pueblos originarios atravesados por el hostigamiento, la represión y la desaparición forzada. En 2003 desapareció el joven mapuche Iván Torres, por cuyo caso la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA condenó en 2011 al estado argentino. Dos años más tarde Cristian y Genaro Calfullanca se sumaron a una lista de 145 desaparecidos mapuche, según precisó la activista Moira Millán.

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Facundo Jones Huala anunció que hacía huelga de hambre para exigir el fin del hostigamiento a los jóvenes mapuche que el 25 de noviembre bajaron el cuerpo moribundo de Rafael Nahuel del cerro en la Lof Lafken Winkul Mapu, en Villa Mascardi, La incursión de Prefectura sucedió dos días después de un violentísimo procedimiento de desalojo, que incluyó torturas a una niña mapuche, una machi (sanadora), a quien obligaron a comer tierra. Pero el lonko también había dejado de ingerir líquidos porque sus carceleros del Servicio Penitenciario no le permitían realizar la ceremonia del Wiñoy Tripantu –el año nuevo indígena o más bien el inicio del acercamiento de la Tierra al Sol– de acuerdo a la práctica de sus rituales ancestrales, que implicaba la entrada al penal de un número determinado de personas, un fogón, una conversación entre ancianos y jóvenes, cantos y juegos, a la espera del lucero del alba. Entre los elementos autorizados para ser ingresados a la cárcel de Esquel había cuchillos, y allá fueron los voceros oficialistas a burlarse.

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Poco importa detenerse en ellos. Parecía una nimiedad el pedido del lonko. incluso en comparación con las batallas que venían librando. Su mamá Isabel y su compañera Andrea explicaron entonces que era como ir a Misa de Gallo en soledad, o hacerlo sin permitirle comulgar. En ese momento el patrón de pensamiento dominante crujió ante la evidencia de la complejidad del escenario donde transcurrió uno de los crímenes de Estado de mayor resonancia de las últimas décadas, que trasciende militancias y minorías intensas.

 

Entender cabalmente lo que pasó con Santiago implica transmutar la propia mirada, aunque no sea con empatía al menos con la mente abierta. Estaba por deseo propio en territorio mapuche, un pueblo originario que con hondas de revoleo disputa ese espacio al gigante de los United Colors. Ese grupo resolvió recuperar su identidad a través del regreso a su lugar de origen, los jóvenes dejaron los barrios marginales de las ciudades y se entregaron a un nuevo modo de vida que incluye abstenerse del alcohol y otras sustancias que alteran el estado de conciencia, que ellos mantienen alerta por su vínculo con la Mapu (madre tierra). El costo comenzaron a pagarlo a poco del inicio de la recuperación territorial, en 2015, y con la llegada de Cambiemos se convirtieron en el enemigo interno perfecto, víctimas de la misma represión estatal que alcanzó al Brujo. Balas de plomo y procesos judiciales los castigaron a pesar de que cubrieron sus rostros para no ser identificados. A un año de la desaparición de Maldonado, los pobladores de la Lof en Resistencia tienen decenas de causas abiertas –algunas iniciadas incluso antes, cuando los reprimieron en enero de 2017–, les aplican el Código Penal por ejercer su derecho a la protesta. En el expediente por la represión de noviembre en Villa Mascardi, ocurrida el mismo día que en 25 de Mayo velaban a Santiago, quedaron imputados Fausto Jones Huala y Lautaro González, quienes bajaron el cuerpo de Rafita, y el prefecto Javier Francisco Pintos que le disparó por la espalda sigue libre.

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Los gritos de dolor de los mapuche cuando el cuerpo de Maldonado apareció literalmente delante de sus narices, en una parte del río Chubut donde buscan el agua cada día para cocinar y beber (muchos de los demás 800 kilómetros que tiene de extensión los controla Benetton), nacieron de sus entrañas porque el Brujo había sido por algunos meses parte de ellos. No estaba en la Lof de paseo o haciendo un estudio antropológico, acudió porque los jóvenes weichafes (guerreros) tenían a la mitad de los suyos presos en Bariloche luego de la represión a la protesta por el mes de prisión de Jones Huala, cuando la policía estrelló contra las rejas el rostro de su prima Romina y le partió los dientes. La muerte de Santiago no los puso en la mira, ya estaban marcados, aunque dio una visibilidad a su reclamo que jamás hubieran imaginado. También superó su capacidad de respuesta. Fueron tan intensos aquellos primeros días cuando Santiago Maldonado estaba desaparecido, que el miedo se mezcló con la desconfianza hacia la justicia huinca (blanca), los envolvió en un torbellino y los hizo trastabillar. Tuvieron que responder ya no a la maquinaria del gobierno sino a la familia Maldonado, hacer su aporte para esclarecer qué pasó en la orilla del río. Aún quienes respetan y comprenden sus creencias y su lucha esperan que completen esa tarea, que quedó trunca. Ellos contestan que aunque vuelvan a hablar no les creen.

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Además de Matías Santana al menos seis de jóvenes mapuche habrían visto que se lo llevó un camión de Gendarmería, pero ese testimonio en la causa aún sigue sin ser respaldado por los demás. En lugar de cuestionar que los gendarmes lavaron los vehículos, el gobierno y sus comunicadores estrella levantaron el dedo para cuestionarlo y estigmatizarlo. Con la aparición del cuerpo el 17 de octubre el oficialismo, que había negado inicialmente su presencia en el lugar, consolidó la versión de que siempre estuvo ahí, sumergido en un pozo. Es más fácil culpar a las víctimas y acusarlas de mentir para ocultar que tampoco hay explicación lógica sobre los cuatro procedimientos previos en ese mismo lugar, que dieron negativo. Cambiemos y sus chupamedias festejaron cuando apareció el cadáver, dos días antes de las elecciones. No era para menos, se desinflaba así la presión internacional y local por su desaparición. Pero hasta hoy no dieron una sola explicación que quite a la familia decenas de dudas que abonan su sospecha de que ese cuerpo no estuvo allí 78 días.

Si acaso concediéramos que Maldonado estuvo en ese pozo y no en manos de los verdeoliva, está más que probado en la investigación que a las once de la mañana del 1 de agosto los gendarmes lo perseguían hasta el río a menos de un minuto de distancia. Como dijo su hermano, en cualquier escenario el Estado sigue siendo responsable, el operativo ilegal y la flagrancia inventada son hechos ya comprobados.

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Contagia la cosmovisión que apunta al buen vivir en armonía con la naturaleza, le pasó a los amigos blancos de los mapuche, wenüy, que armaron una red de apoyo a las comunidades indígenas de la zona, y que actualmente también están criminalizados, amenazados y perseguidos. Le pasó a Maldonado, por eso detuvo su marcha de mochilero y se quedó en El Bolsón, a vivir en una biblioteca anarquista.

¿Molotov? No. Motosierra

Una nueva operación impulsada por el gobierno de Cambiemos superó todos los límites éticos del oficio y revictimizó a Santiago Maldonado, además de ensuciar una vez más el nombre de su amigo, el testigo Ariel Garzi. Luego de que el portal Infobae publicara el supuesto contenido de una escucha, ya declarada ilegal por la justicia, de un diálogo que Garzi tuvo con su mamá el 18 de octubre, este joven salió a desmentir que esas hayan sido sus palabras. Maldonado no sólo no arrojó ninguna bomba molotov mientras escapaba de los gendarmes que reprimían el 1 de agosto en la Pu Lof de Cushamen, sino que se deshizo de la caja con dos botellas de nafta que, según su amigo, los mapuches le habían dejado a cargo. Una fuente que conoce desde hace años a la comunidad que recuperó su territorio a manos de Benetton en 2015 afirmó a Ojos Vendados que esos frascos con combustible eran para alimentar una motosierra. Del mismo modo, durante el secuestro de sus pertenencias, que nunca les devolvieron, el gobierno y sus operadores mediáticos se cansaron de repetir que los mapuches tenían armas, al referirse a las herramientas de labranza de la tierra: palas, martillos, picos. A Garzi los comuneros le habían contado que tenían las botellas como último recurso ante la embestida de los uniformados, pero en cualquier caso jamás fueron arrojadas salvo al piso. Así lo muestran las fotos que hay en el expediente: dos botellas vacías en una caja. El inicio de la novela berreta que publicó Infobae. 

La foto de Gustavo Zaninelli que ilustra esta entrevista fue tomada durante el violento operativo del 18 de septiembre en la Lof de Cushamen. Según Infobae la escucha es del 18 de octubre, es decir un día después de la aparición de cadáver de Santiago, y además cuando, en teoría, ya había cesado esa actividad ilegal por disposición del nuevo juez de la causa. Ambas fechas son el contexto de conversaciones privadas que ese portal omite al difundirlas, tergiversarlas y sacarlas de su contexto. 

“Muchas cosas que dicen las supuestas escuchas son mentiras, no son mis palabras, y en ningún momento dije ‘Santiago tiró bombas molotov’”. Ariel Garzi tiene casi la misma edad que Santiago Maldonado, y se conocieron en abril de 2017, cuando el tatuador anarquista llegó a El Bolsón. A poco de cumplirse un año de su desaparición y muerte durante la represión de Gendarmería a la comunidad mapuche de Cushamen, el joven se siente acorralado: sigue imputado por la causa abierta en enero, donde acudió a ayudar a los mapuches que estaban siendo reprimidos por gendarmes y policías de Chubut, le sugieren que no responda. Pero esta vez dice que fueron demasiado lejos, se metieron con su familia. El diálogo publicado por un medio el domingo, que reproduce una supuesta escucha de su teléfono, tergiversó sus dichos. “Jamás dije que Santiago haya tirado bombas, lo que tiró fue la caja al piso para poder salir corriendo, y la mujer con la que hablo es mi mamá, esto es zarpado, y con cada nota de estas los fachos en Facebook me mandan fotos del cadáver de Santi”, expresó en diálogo con esta periodista.

“Ellos siguen diciendo que la llamada del 2 de agosto no existió, la hice al celular chileno de Santi pero como las antenas de Chile responden que no la recibieron dicen que yo miento. Está comprobado que la llamada fue atendida en Esquel, no en Chile, y si salta quiénes estaban ahí en ese momento se le cae todo el circo”, completó en defensa de sus dichos, y envió la copia con la firma del apoderado de Telefónica.

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La nueva “operación molotov” dictada por los funcionarios de Cambiemos no tiene un solo anclaje probatorio en la causa: el cóctel explosivo –que tomó su nombre del ruso ViacheslavMólotov, comisario del Pueblo para los Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, durante la Guerra de Invierno de 1939 cuando ese país atacó Finlandia—no figura en ninguna de las fojas de los voluminosos cuerpos que se acumulan en el juzgado federal de Rawson. “Lo único que sabemos que tenía Santiago en la mano, al momento de salir corriendo al río, era la mochila que no encontramos”, dijo la abogada de los Maldonado, Verónica Heredia. En sendos expedientes hay fotos de frascos vacíos pero no figura mención alguna a bombas caseras. Además, en ninguna de las declaraciones de los gendarmes consta que hayan dicho que Santiago les arrojó elemento alguno. El ex juez del caso, Guido Otranto, y la fiscal federal Silvina Avila habían intervenido los teléfonos de Sergio Maldonado, la mapuche Claudina Pilquiman, una integrante de la red de apoyo a comunidades aborígenes de El Bolsón y al amigo de Santiago, Garzí, con el presunto objetivo de encontrar al tatuador anarquista que estaba desaparecido desde el 1 de agosto. Sin embargo, este año usaron el contenido de esas conversaciones en las causas iniciadas por el gobierno contra los testigos mapuches del caso Maldonado y los abogados peticionantes ante la CIDH. Ante la insistencia a Lleral para que se las enviara, este juez decidió anularlas por ilegales e inconstitucionales, dado que invadieron la privacidad de las víctimas, y ordenó que fueran destruidas. La fiscal Avila se opuso y el tema está a punto de ser definido en segunda instancia.

–La Cámara de Comodoro Rivadavia advirtió que la difusión de las escuchas ya declaradas ilegales en primera instancia es un delito de acción pública.

–No tengo abogados que me representen en la causa por las escuchas a la familia de Santiago. Podría enviar cartas documentos y hacerles juicios a todos, pero por ahora no hasta que no se defina mi situación en la causa en que estoy imputado, la de enero cuando nos reprimieron, casi nos matan pero terminamos acusados nosotros y en breve vamos a juicio. Pero es una cizaña zarpada que afecta un montón, te afecta en lo psicológico, me levanto un domingo y un amigo me avisa que me tome un calmante antes de leer la nota que salió (en Infobae). Muchas cosas de esas escuchas son ciertas, pero muchas otras son mentiras, y el nombre que ensucian ahí es el mío.

–¿Existió una conversación el 18 de octubre como salió?

–Sí, pero cuando la leo me doy cuenta enseguida que esto o aquello yo no lo dije, no son mis palabras. No hay certeza de que las transcripciones que mencionan sean reales.

–¿Quién es la mujer con la que hablaste?

–Estoy convencido de que es mi vieja.

–¿En serio?

–Sí, hasta donde recuerdo, y es lo que más escalofrío me da porque se están zarpando. Es mucho. Me llamó mi vieja y me dice ‘che Ari, esa no es la conversación que tuvimos nosotros?’. Ella me dice que me vaya del país. En esos días mi teléfono estaba prendido fuego pero estoy seguro que fue mi mamá, a nadie más le contaría que me ofrecieron sacarme del país.

–El 18 de septiembre el juez Otranto con la presencia de Gonzalo Cané encabezaron un operativo muy violento con 300 efectivos del GEOP, cuando torturaron a los testigos mapuches y Julio Saquero tuvo un paro cardíaco, e incluso Sergio Maldonado dijo en un retén cuando no lo dejaron pasar, que no sea cosa que tiren el cuerpo de su hermano. 

–Tal cual, fue muy fuerte, la ruta cortada rodeado de milicos, ver helicópteros y avionetas pasando, nos levantan el corte y cuando vamos estaban los soldados apuntándonos con ametralladoras a la cabeza. Veíamos a Matías y los demás peñi precintados en el piso, pero sólo teníamos impotencia desde la tranquera, demasiada adrenalina. Hacen operativos cerrojo que dejan aislada a la comunidad, y fue el mismo día que Claudio Andrade dijo en Twitter que habían encontrado el cuerpo de Santiago a unos 500 metros del puesto de guardia. Un mes antes de que apareciera el cuerpo. ¿Cómo sabía?

–Volvamos al 1 de agosto, ¿había molotov?

–Yo no estuve ese día, pero después de lo que pasó con Santi yo estuve hablando con los chicos de la comunidad. Como Santi no sabía usar la onda de revoleo, no podían dejar que alguien tire con las manos si venían los gendarmes y entonces lo dejaron a cargo de una caja con dos o tres botellas con nafta, por si se pudría más todo. Pero cuando empiezan los disparos uno de los chicos le grita ‘Brujo, la caja’ y cuando se dan vuelta el Santi había tirado la caja al piso y se defendía a piedrazos con las manos. En ningún momento yo dije ‘Santiago tiró bombas molotov’, como tampoco consta en ningún peritajeque diga que los efectivos fueron agredidos con bombas molotov. La periodista dice que yo digo que Santiago tiró bombas a Gendarmería y jamás yo dije eso. Esos frascos nunca cumplieron su objetivo, no fueron arrojadas prendidas fuego ni nada, los chicos sólo tiraron piedrazos, y así se ve en los videos. Luego sigue el armado de ella, y es un delirio, si te está corriendo la policía ni se te va a ocurrir correr al río cargando una caja de molotov, tirás la caja y corrés más rápido. No tiene lógica lo que escriben. Es la misma periodista que se disfrazó de policía para ingresar a los rastrillajes. Son un equipo que juega con la psicológica de la gente. Me denuncian por asociación ilícita, pero la secretaria de Avila es la esposa de Otranto. Ellos manejan el poder de Chubut, las pruebas están. Pero la gente tiene podrida la cabeza por lo que dicen en la tele. Hasta familiares me han dicho que miento, y peor, que soy responsable de lo que le pasó a mi amigo. Un delirio absoluto.

–¿Qué pasó entonces?

–Santiago estaba detrás de los peñi que tenían las ondas de revoleo, pero cuando el avance de Gendarmería los sobrepasó pegaron el grito y ya Santi estaba tirando piedras nomás. Yo conocía al Brujo, si hubiera tenido posibilidad o intención de tirar bombas lo hubiera hecho, pero es muy pesado eso. Pero en el momento entre los disparos no te vas a poner con el encendedor a prender fuego el trapito y tirar la botella. Parece que la represión es una situación larga pero dura pocos minutos, es todo muy rápido.

–¿Cuándo los peñi corren al río Santiago queda solo con la caja?

–No, eso fue antes. Por lo que me contaron él se deshizo de las botellas antes que Gendarmería rompiera la tranquera para entrar a la comunidad. Estaba a cargo cuando los gendarmes disparaban desde la ruta, pero cuando ya entran las había tirado hacía rato, estaban de repliegue. Ni siquiera creo que haya pensado en eliminarlas, supongo que quiso liberarse para poder correr, son momentos de mucha adrenalina, escuchar las balas zumbar, lo viví en enero y los segundos en la mente. Sólo atinás a tirar piedras o a correr, no te vas a poner a prender una bomba, parece una pavada pero no podes escapar cargando una caja. Santiago volvió a la casilla a buscar su mochila, y sale corriendo de nuevo hacia el río. La caja la descartó antes, cuando escuchó que había que replegarse. Eran siete pibes contra 150 milicos, no te vas a quedar a dos metros para enfrentarlos, vas a correr antes.

–Usted supuestamente menciona en su charla a “la Uno” que lo iba a ayudar a salir del país.

–No sé qué es la Uno. (N.d.R: relee el párrafo de la nota de Infobae). En ese momento mucha gente de El Bolsón vino a recomendarme que me fuera un tiempo. Se ve que transcriben cualquier cosa, puso que Santiago estaba meta ‘toscuso’ y ‘toncaso’, cuando es toscazo, piedras, toscas. Ponen cualquier cosa, no sé qué es un toncazo.

–¿Tiene una filiación política con una referente que llamen Uno?

–No, no estoy en ninguna agrupación política, no estoy con nadie, me causa gracia que digan que soy ultrakirchnerista. Podría definirme anarquista, no hay ni uno ni dos.

–Cuando acudió ante el juez Otranto por la llamada que le hizo a Maldonado el 2 de agosto relató los cinco episodios de hostigamiento policial que había sufrido desde la represión de enero. ¿Qué le dijo el juez?

–Jamás dije que era testigo protegido, pero está en los videos que nos tomaban en ese despacho, y esa conversación con el juez empieza con él diciéndome a mí ‘Garzi usted va a quedar como testigo de identidad reservada’, es decir, surgió de él. Luego se dijo cualquier cosa y quedó como que yo era testigo protegido, pero jamás aceptaría eso porque implica que te cuide la policía. Me filmaron y me grabaron con un grabador sobre la mesa. La ministra Bullrich parece que no se enteró y me mencionó a mí, a mi papá y hasta a dónde vivía.

–¿Por qué el gobierno sigue diciendo que no existió la llamada del 2 de agosto que hace al celular de Santiago y fue atendida?

–Yo sólo tenía el celular con línea chilena de Santiago, y el gobierno se agarra de que las antenas de Chile no recibieron el impacto. Pero la llamada fue saliente en El Bolsón y entrante en Esquel, Argentina, no en Chile. El perito Ariel Garbarz analizó que alrededor del teléfono de Santiago había siete celulares, Otranto y Avila nunca lo recibieron. Pero finalmente el apoderado de Telefónica sacó un comunicado diciendo que la llamada fue exitosa con una duración de 22 segundos, cómo había dicho yo. La llamada me la atendieron, recuerdo muy bien el silencio y los pasos. Ellos insisten en que Chile les dijo que la llamada no existió, eso fue porque nunca salió del país mi llamada. Tienen que decir que Garzi miente porque si se les da vuelta este tema se les desmorona la pirámide, ahí vamos a saber quiénes estaban al lado del teléfono de Santi. ¿Qué pasa si resulta que era (los funcionarios Pablo) Noceti, Otranto, o fue atendida en la estancia Leleque de Benetton? Se les cae todo el circo. Acá no hay muchos lugares con señal, el abanico no es muy amplio.

–Lo acusan de distorsionar los hechos ¿a casi un año de la desaparición de Maldonado cómo vive esta situación?

–En este país las víctimas somos las responsables. Es una tortura todos los días, por más que decida calmarme, guardarme o hacerme invisible, me desayuno con estas notas. Cuando salen en diario en papel mi vieja me las manda: Ariel Garzi miente.A Santi ya lo velamos y sigue presente, es un dolor presente todos los días, hasta que no se sepa la verdad es una espina adentro sabiendo que los culpables son beneficiados y perdonados, y nosotros, sin ponerme en papel de víctima pero nos están atacando de manera impresionante,se meten ya con nuestra familia, no paran. Y no tengo herramientas para defenderme, usted es la primera persona que se ofreció para hacerme una entrevista desde que empezaron las denuncias. Las voces se fueron achicando, y así no puedo salir a responder todas las barbaridades que dicen de mí. Es una contradicción, hace ocho meses que me quedé callado y no hablo ni del gobierno ni de Gendarmería, y me atacaron más que nunca. ¿Entonces me quedo tomando mate hasta que me metan preso? Vino la Federal a decirme que no puedo salir de Bariloche sin avisar al juzgado. No me importan la lluvia de mensajes de los fachos de Facebook, pero hasta hoy me siguen mandando las fotos del cadáver de Santi, que difundió un médico de la Federal. ¿Qué pasó con ese tipo? Nada. Podrán pensar diferente esos medios pero no tienen derecho a ensuciarme de esta manera. En TN me dedicaron un programa entero, que era mentira la llamada, que soy ultrakirchnerista, que estuve preso por prender fuego a La Trochita en enero. Fui preso porque nos enfrentamos a 150 milicos, no prendí ni la fogata de la salamandra. ¿Hasta cuándo van a ensuciar mi nombre y el de mi familia? Si tuviese una oportunidad lo hago, necesito conseguir a alguien que me ayude a dar vuelta la torta e ir a fondo. Es cuestión de coraje y organización, se puede. Es por mi dignidad.

(Versión completa de la entrevista publicada el 27 de junio en Página12)

 

El arte de encubrir(se) con escuchas ilegales

En las próximas horas habrá dos importantes audiencias en Chubut, en las que se definirá si las escuchas a la familia Maldonado que la justicia declaró nulas son finalmente destruidas, y si la fiscal federal Silvina Avila sigue en el caso a pesar de haber sido recusada por las querellas. Sus argumentos para evitar que las conversaciones sean destruidas coinciden con las filtraciones de las mismas difundidas por algunos medios: la familia, los mapuches y los abogados fueron parte de un complot contra Gendarmería. El viejo truco de ensuciar a las víctimas para encubrir sus propias movidas en el expediente a favor del gobierno, desde el minuto cero del caso. «Escuchando a Sergio no iban a encontrar a Santiago», dijo a Ojos Vendados la abogada de la familia, Verónica Heredia.

(foto Gustavo Zaninelli)

Contra viento y marea, la fiscal del caso Maldonado se aferra al expediente para evitar ser apartada, pero sigue recibiendo cuestionamientos porque insiste en su tesis de acusar a las víctimas de haber urdido una conspiración contra los que visten uniforme verdeoliva. Silvina Avila pidió que no sean destruidos los audios de las escuchas al entorno y la familia del tatuador, que desapareció hace diez meses luego de un operativo represivo de Gendarmería en la Pu Lof en Resistencia. Lo hizo al apelar la decisión del actual juez de la causa, Gustavo Lleral, quien hace un mes determinó que esas “pinchaduras” ordenadas por su antecesor, Guido Otranto, son nulas, ilegítimas e inconstitucionales para una investigación de habeas corpus. De hecho, fueron hechas cuando el cuerpo de Santiago aún no había aparecido. “El gobierno y la fiscal, pretenden descargar la responsabilidad por la muerte de Santiago en los mapuches, con su lógica, terminan castigando a quienes denunciaron los abusos y atropellos de las fuerzas de seguridad y premiando a sus responsables, pero siempre desde la Asamblea Permanante por los Derechos Humanos sostuvimos que el operativo fue violento e ilegal, se fraguó una flagrancia y resultó en la muerte de una persona”, dijo Gisela Cardozo, una de las presidentas de la APDH, querellante en la causa. “Patricia Bullrich se aferra a teorías de complot con el único fin de perseguir a los que denuncian los abusos y no investigar la cadena de mando en las responsabilidades”, agregó.

Avila y Otranto impulsan la causa abierta por la denuncia del ministerio de Seguridad, una de las tres querellas del gobierno contra los mapuches, que acusa a personas allegadas a Maldonado de haber entorpecido la investigación sobre su desaparición y muerte con la intención de inculpar a la Gendarmería. Tanto la fiscal como el juez usaron parte de esas conversaciones como supuestas pruebas de que hubo un “plan coordinado por los miembros de la comunidad”. La reciente difusión pública de parte de esas conversaciones privadas apuntó a tratar de desacreditar los testimonios clave del caso, que en su momento determinaron la emisión de una medida cautelar contra el Estado por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. El ataque oficialista de la mano de juez y fiscal incluye la acusación de asociación ilícita, fraude procesal y falsa denuncia contra los abogados peticionantes ante la CIDH, de Naturaleza de Derechos y APDH Córdoba, Fernando Cabaleiro y Carlos González Quintana, respectivamente.

En su último escrito para evitar la destrucción de los audios ordenada por el juez Lleral, la fiscal va más allá: los acusa de haber plantado la gorra del joven anarquista. En realidad, tal como pudo verificar esta periodista en el expediente, quien falseó información en un documento público fue el juez: al realizar el anuncio del hallazgo de la prenda en el territorio mapuche recuperado de Cushamen dijo que sucedió debajo de una “manta” cuando debió decir “mata o arbusto”, como informó la policía. Otranto, que aspira a ascender en su carrera con un cargo en un tribunal oral, suma pedidos de juicio político en el Consejo de la Magistratura con cada nuevo capítulo de esta saga.

En tanto, la querellante APDH amplió los argumentos para que la fiscal Avila sea apartada del caso Maldonado, al sostener que si hubo irregularidades en los procedimientos a ella también le cabe la responsabilidad. Su accionar en connivencia con Otranto fue expuesto a partir de que su secretaria es la esposa del juez, por eso fue solicitada también la salida de Rafaela Ricono. A criterio de la querella, el juez necesita salvar el bache del acta irregular, sobre un operativo que en lugar de presenciar vigiló a distancia desde la estancia de Benetton, acusando a los mapuches. “La fiscal Ávila repite nuevamente la versión del juez Otranto de los primeros días, pero las actas del primer rastrillaje contradicen mucho esa versión, una simple N que parece un descuido, cambia radicalmente el sentido de las cosas. Se pasa de la “mata” a la “manta” y de ahí a que plantaron una prueba. Hay contradicciones que merecen una seria investigación y que nosotros estamos denunciando”, explicó a Ojos Vendados Mauricio Rojas, abogado de APDH.

El elemento de sospecha que introduce Ávila en su apelación para que no sean destruidas las escuchas en realidad debería resultar un búmeran, y todo indica que cuando en Página12 esta periodista expuso las irregularidades de aquel operativo en la fiscalía de Esquel se pudieron nerviosos.

¿Mata o manta?

El 5 de agosto Otranto ordenó allanar los escuadrones 35 y 36 de Gendarmería, pero a fojas 192 consta que un día antes anunció por nota a sus jefes que serían allanados. Ese mismo día instruyó el primer rastrillaje del río, con la división canina que ya había tomado contacto con una prenda, el famoso cuellito, aportada por Sergio Maldonado. A fojas 186 el defensor Machado realiza su propia acta de procedimiento donde consta el hallazgo “detrás de los arbustos” de un “gorro color beige”, que un miembro de la comunidad reconoce como el que usaba Santiago. Y a cuatro metros, una vaina servida. Era la prueba que ratificaba el relato de los mapuche sobre la presencia del tatuador durante la represión el 1 de agosto. En su acta Otranto y su secretaria María Silvina Salvare insisten en denostar la actitud belicosa de los mapuche a quienes acusan de entorpecer la investigación, y de la misma se deduce que ninguno estuvo en el rastrillaje. “Nos acercamos hasta la estancia de la compañía Tierras del Sud donde fuimos atendidos por el señor Ronald McDonald (jefe de capataces de Benetton) (…) luego de ello regresamos a la ciudad de Esquel”. Hasta ahí nada sobre la gorra. “En horas de la noche se presentó en el juzgado el guía del can, Martín Villarroel”, quien les explicó que el “cuellito” no fue usado porque “durante dos días lo había tenido un integrante de la comunidad”. Según el acta de Otranto, cuando el guía les dijo que se retiraba “uno de ellos le entregó una gorra que se le dijo habían encontrado bajo una manta y que pertenecería a la víctima”. Nada dice el juez sobre la cadena de custodia de semejante prueba, ni por cuántas manos pasó hasta que el defensor Machado la embolsó para enviarla al laboratorio.  Pero agrega que en la Lof estaban dos empleadas de su juzgado.

A fojas 250, el acta circunstanciada firmada por el ayudante de la División Drogas Peligrosas Matías Maglione quien describe: “Siendo las 14.40 se comienza la búsqueda, hallándose a pocos centímetros del lugar que nos encontramos precisamente debajo de una planta autóctona del lugar boina con gorra de color blanco, por lo que es consultado si pertenecería a la persona buscada la ciudadana Claudina Pilquiman confirma que la prenda de vestir efectivamente corresponde a la persona de Santiago Maldonado. Consecuentemente el instructor del can impronta al perro con el olor de referencia”. Interrogada por los fiscales de la Procuvin (Procuración contra la Violencia Institucional), Pilquiman relatará que la boina fue avistada por una mujer que no es de la comunidad, y como la secretaria del juez tampoco estaba, esa persona no es otra que una de las dos empleadas que sí estuvieron en el lugar de los hechos, cuya identidad es reservada porque podrían ser convocadas como testigos si prospera alguna de las denuncias contra Otranto por encubrimiento agravado, abuso de autoridad y prevaricato.

En definitiva, Machado y los policías coinciden en que la prenda estaba entre los arbustos o matas, lo cual sitúa a Santiago donde desapareció. Pero en pleno apogeo de la campaña negacionista del gobierno contra la posibilidad de sumar un desaparecido en democracia a la lista, el juez escribió que la entregaron los mapuches. Y a diez meses, ambos buscan encubrir sus pasos con la misma tesis más que tirada de los pelos.

El destacamento policial está adentro de la estancia de Benetton

El destacamento policial está adentro de la estancia de Benetton (foto Gustavo Zaninelli)

No aclaren que oscurecen

Esta semana habrá en Chubut reuniones fundamentales para definir la continuidad de la fiscal y el destino de las escuchas. El jueves 7 la APDH y Verónica Heredia, abogada de la familia, participarán de la audiencia por la recusación de la fiscal Avila. En tanto, el martes 5 en la Cámara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia habrá una audiencia en la cual Lleral aportará sus argumentos para validar la orden de destruir el material que registró llamadas telefónicas interceptadas a Sergio Maldonado, hermano de Santiago, la mapuche Claudina Pilquiman, el amigo del tatuador Ariel Garzí y una integrante de la red de apoyo a las comunidades en conflicto, que según pudo saber este sitio, había prestado su línea al dueño del lugar donde vivía Maldonado en El Bolsón. Para Lleral resultó “evidente que la interceptación de las comunicaciones, la invasión de la privacidad del hermano de la víctima, no era el último recurso disponible para lograr datos conducentes al hallazgo de Santiago Maldonado”.

En su defensa, Otranto y Avila aducen que pidieron las escuchas por las contradicciones que habría entre testigos mapuches, y por la urgencia de encontrar al tatuador anarquista, que estaba desaparecido desde el 1 de agosto. Según ellos, hacía falta escuchar a Sergio Maldonado en caso de que los “encapuchados mapuches” se comunicaran con él. Para Avila y Otranto no sólo hubo testigos falaces sino también pruebas plantadas.

En un intento de salvar su responsabilidad, Avila puso primera: no sólo cargó contra los mapuches, sino también acusó a Sergio Maldonado de haber manipulado objetos de su hermano y al juez Lleral de haber desarrollado estrechos vínculos con la Pu Lof, hasta deslizó que pudo haber perdido los discos que contienen las escuchas. La fiscal sostiene que la misma noche en que desapareció Maldonado, Pilquiman fue a su casa en El Bolsón y retiró sus pertenencias, para luego plantar algunas en la escena del crimen. Y al amigo de Santiago, Ariel Garzí lo acusa de inventar una comunicación inexistente al celular del mochilero.“No podemos separar lo que pasó con Santiago Maldonado del escenario de persecución a las comunidades mapuches, por eso actuamos en la causa de Rafael Nahuel y nos solidarizamos con Facundo Jones Huala, que ha iniciado una nueva huelga de hambre”, agregó Cardozo, de APDH.

La fiscal Avila, ejerciendo como abogada de los uniformados según la familia Maldonado.

La fiscal Avila, ejerciendo como abogada de los uniformados según la familia Maldonado.

 

Verónica Heredia, abogada de la familia: “No iban a encontrar a Santiago escuchando a Sergio”.

Desde 25 de Mayo, donde se realizó la marcha por los diez meses de la desaparición de Santiago Maldonado, la abogada de la familia Verónica Heredia dijo a Ojos Vendados que “es mentira que con una escucha lo iban a encontrar, pero admiten que hicieron eso que no corresponde en un expediente de habeas corpus”.  Según Heredia, “Avila reconoce que lo hicieron en un proceso que no era legal y se escuda en que lo hicieron por la urgencia de encontrarlo con vida, pero era evidente que eso no iba a suceder escuchando las conversaciones de su hermano”.  En su razonamiento, la letrada explicó que si decidieron intervenir su teléfono es porque “estaban acusando a Sergio de saber dónde estaba Santiago, por eso es una contradicción en sí misma su apelación porque la propia fiscal reconoce la ilegalidad de esa pinchadura”.

No se sabe si el fiscal de Cámara Norberto Bellver sostendrá la apelación de Ávila. Fue el funcionario que en su momento se pronunció por el apartamiento del juez Guido Otranto del caso, por haber adelantado su opinión al diario La Nación. “Primero habría que resolver la recusación de Avila, antes de escuchar sus argumentos contra la destrucción de las escuchas”, expresó Heredia. El jueves en Rawson se verán las caras Avila, su secretaria Rafaela Ricono, a la sazón esposa de Otranto, con las querellas, en la audiencia de recusación.

Heredia, con Sergio Maldonado y su esposa, Andrea Antico

Heredia, con Sergio Maldonado y su esposa, Andrea Antico

 

Seis meses sin Santiago

Mientras los amigos de Santiago Maldonado se disponen a recordarlo mañana con una serie de actividades en la plaza de El Bolsón, la docente mapuche que denunció los incendios de hace dos semanas en la comunidad Las Huaytekas sufrió un sospechoso robo. Se trata de Elisa Ose, quien ya ha sido señalada en el documento elaborado por el gobierno contra la «insurgencia» de la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche). «Como no pueden hacerme un allanamiento legal porque no tienen una sola prueba en mi contra entraron supuestos ladrones y se llevaron computadoras y celulares, elementos que contienen información personal», dijo Ose en diálogo con Ojos Vendados.

En un comunicado denunciaron que «continúa el hostigamiento a la comunidad mapuche Las Huaytekas». Hubo un «allanamiento ilegal simulando robo y la obstrucciòn del ingreso a una vivienda» .

Durante el fin de semana sucedieron estos dos hechos. Por un lado, una tranquera apareció cerrada por terceros anónimos con candado y cadena. Se trata del acceso a la casa de la werken Mirta Ñancunao, en territorio en conflicto con Daniel Kritz y José Luis Silberberg. A su vez, la casa de la Lamuen Elisa Ose fue «asaltada». Los delincuentes se robaron computadoras, discos rígidos, cámara de fotos y celulares. Por testimonios de vecinos, cuatro jóvenes fueron vistos por la zona portando fusiles. «Se trata del comando unificado que creó Bullrich? Será que se incluyen metodologías mafiosas como allanamientos disfrazados de robo? Será que ese comando incluye servicio paramilitar? A pesar de esta persecución y amedrentamiento, la comunidad sigue de pie con dignidad y sin miedo. Marichiweu!», indicaron.

«Fueron directo a donde una tiene la información, creo que es parte de una campaña de amedrentamiento y persecución política», dijo Ose.

Así reflejó lo sucedido el portal En estos días

Sospechoso robo

En tanto, los amigos y compañeros de Santiago Maldonado mantienen el puesto que ocupaba en la feria artesanal de El Bolsón, ubicada en la plaza Pagano, con una mesa que además de imágenes contiene una urna para colaborar con las actividades, como la de mañana, y dos cuadernos donde las personas que pasan pueden dejar sus impresiones.

A partir de las 16 habrá una radio abierta, mùsica en vivo, muestra fotogràfica y stencil callejero.

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Y en la vecina localidad de Lago Puelo también evocarán a Maldonado con una marcha, a seis meses de su desaparición. Además, el colectivo Santiago Maldonado denunció el ataque a un mural de la plaza, donde escribieron «bien muerto».

«Nuevo atentado a la memoria viva de Santiago Maldonado.
El lunes 29 alrededor de las 22, a la vista de todes, incluso de la comisaría, que se encuentra en frente, manos anónimas profanaron el mural que exige justicia por Santiago Maldonado, en la plaza de Lago Puelo.
Esta vez el mensaje mafioso expresa: «BIEN MUERTO» reivindicando su asesinato.
Desde el colectivo Santiago Maldonado, repudiamos este hecho y reafirmamos nuestro compromiso con la memoria colectiva.
Jamás nos convencerán que el estado tiene licencia para matar.
A seis meses de la desaparición forzada y asesinato de Santiago y a dos meses del fusilamiento de Rafael Nahuel, nos convocamos el jueves 01/02, a partir de las 17, en la plaza de Lago Puelo».

«Un gendarme casi me mata»

Pagina/12 accedió a una declaración del músico Nicasio Luna, quien detalló la persecución de Gendarmería del 1º de agosto.

“Mientras escapaba veo a Santiago corriendo hacia el río delante de mí con su mochila puesta, y personal de Gendarmería que nos seguía desde atrás, cuando llegamos al río nos insultaban, nos tiraban piedras y uno me apuntó con la escopeta mientras otros gritaban ‘fuego libre’”. Esta frase es parte del relato de lo que vivió Nicasio Luna, el payador chileno que estuvo en la Lof en Resistencia de Cushamen durante la represión del 1 de agosto, cuando Santiago Maldonado fue visto por última vez con vida, y es parte de una declaración espontánea que presentó ante las autoridades de ese país. Decidió hacerla pública, en forma exclusiva a través de PáginaI12, porque dice que su familia fue víctima de amedrentamientos por parte de la Policía de Investigaciones chilena. Aunque sabe que el hermano de Maldonado había solicitado que sea citado a declarar, Luna explica que no volvió a Argentina porque no estarían dadas las garantías sobre sus derechos por el nivel de conflictividad generado en torno a las demandas de las comunidades mapuches. Sin embargo, enterado del requerimiento para atestiguar en la causa acudió a la Defensoría y al ministerio de Derechos Humanos de su país. El resultado son nueve carillas que confirman lo que sostiene Sergio Maldonado: más allá de los resultados de una pericia forense, Santiago murió escapando de medio centenar de gendarmes armados.

“Así como en Chile, en Argentina el conflicto mapuche de la Araucanía ha hecho una escalada que está vulnerando derechos”, dijo a PáginaI12 Juan Francisco Pulgar Castillo, el abogado que acompañó a Luna en su declaración ante el Servicio de Víctimas de Criminalística Forense.

En noviembre este diario informó que sus documentos y efectos personales habían quedado entre los elementos secuestrados por los gendarmes tras la represión en Cushamen, y que cuando se presentó a retirarlos el juez federal Guido Otranto lo dejo ir sin interrogarlo. Cuando aún Maldonado permanecía desaparecido, su hermano Sergio le envió un mensaje a Luna para contactarlo y le preguntaba si había estado en la Lof a fines de julio. Pulgar Castillo le respondió explicando la falta de garantías para aportar su testimonio, a lo cual Maldonado contestó que el juez del caso llamaría a Nicasio. “Esa situación nunca ocurrió y tampoco hubo más mensajes”, precisó el abogado. En la última ronda de citaciones, el juez federal Gustavo Lleral incluyó a Luna, a partir del video que presentó la abogada Verónica Heredia, con el programa de la televisión chilena Informe Especial, donde el músico cuenta haber estado en la represión junto a Santiago. Sin embargo, a Luna no le llegó la notificación formal sino un operativo en el que su madre fue intimidada.

La defensa de la tierra

El relato de Luna coincide y se complementa con los testimonios mapuches de la causa. “Seguí a uno de los muchachos de la comunidad porque no conocía la zona, y cuando llegamos al río la única opción de no ser capturado por los gendarmes era lanzarme al río y cruzarlo, a pesar de no saber nadar. Me ayudó sostenerme de las ramas de sauce, quedé agarrado hundiéndome a unos cuatro metros de la costa, en ese momento llegaron cuatro efectivos de Gendarmería y me vieron que estaba inmovilizado en el agua. Comenzaron a insultarme y a lanzarme piedras, y uno de ellos me apuntó con la escopeta que portaba, mientras el superior que estaba con los escopeteros le decía ‘fuego libre’, pero quien portaba el arma no lo quiso hacer o simplemente se le trabó”, dijo Luna sobre lo sucedido segundos después de que se separó de Maldonado.

“Como payador vivo viajando a Argentina, mi último ingreso fue el 11 de julio, paso internacional Bolsón”, relató. Tres días después participó de un encuentro de payadores, y quedó varado en Bariloche por un fuerte nevazón, donde fue acogido por la comunidad Colan Nahuel. El 28 de julio estuvo en la peña por la liberación del lonko Facundo Jones Huala, organizada en El Bolsón por FM Alas. “Cuando terminé de cantar se acercaron a felicitarme personas que no conocía, después supe que uno era Santiago”, detalló. Al día siguiente participó de una marcha en Esquel por la misma causa, que fue reprimida. “El 30 Claudina Pilquiman me invitó a visitar su comunidad, yo portaba mi mochila negra marca Extreme que contenía una bombacha negra, polera bordó, un cuchillo, dos manzanas, una libreta donde escribo mis versos, ropa interior, cepillo de dientes, mi celular, cédula chilena y 500 pesos”, describió Luna. Son los mismos elementos detallados en el acta de Gendarmería que secuestró sus pertenencias, según el expediente de la justicia federal de Chubut. Aclaró que “nunca prestó su teléfono celular a nadie de la comunidad”, y que dejó la mochila en la casilla de guardia de la Lof.

“En Bolsón subió Santiago, con otra persona. Lo llamaban Brujo. El corte de la ruta 40 fue a las 11 del 31, se me solicitó cubrirme el rostro para evitar ser reconocido por las fuerzas policiales, ser perseguido y sometido a represalias, esto basado en hechos anteriores que contaban los integrantes dela Pu Lof. Se hicieron barricadas y se entregaba información a los automovilistas, sin incidentes con la policía”. Luna dijo que habló con Maldonado, quien le contó que “compatibilizaba con la causa porque era la lucha por la defensa de la tierra”. Más tarde cuando Gendarmería quiso desalojarlos fue recibida con piedras, pero Luna destacó que ni él ni Maldonado las arrojaron. El músico chileno relató que esa noche no pudieron dormir porque “desde camionetas blancas efectuaron disparos hacia la Lof”.

Cerca de las 11 del 1 Gendarmería desplegó un camión y camionetas, y ellos retomaron el corte de la ruta 40. “Sólo tenía para mi defensa una onda de revoleo, igual que Santiago, pero sabíamos usarla, los de Gendarmería disparaban escopetas y pistolas. En ese momento más de 50 avanzaron, una camioneta se nos venía encima a toda velocidad, quedé cerca de la guardia donde se refugiaban dos mujeres con niños”. Tal como ya contaron los jóvenes mapuches, los gendarmes cortaron el candado de la tranquera “y se lanzaron para apresarnos, por eso corrimos hacia el río Chubut porque no había hacia donde escapar”. Luego de mencionar el intento de fusilamiento del que fue víctima, Luna dijo que se atrevió a cruzar el río. “Me dio la mano un joven, nos refugiamos con otros muchachos, y Matías Santana comentó que vio a los gendarmes llevarse al Brujo con sus binoculares”.

Desde el cerro el músico observó que habían quemado las pequeñas construcciones de la Lof. Cerca de las 18 volvió a buscar su mochila, y las mujeres le dijeron que los gendarmes la habían revisado y se la llevaron. Luego salieron a buscar al Brujo, “especulando con que podían habérselo llevado los gendarmes, como vio uno de los muchachos”. Al día siguiente de la represión, “llegó la vocera del Pu Lof Soraya Maicoño quien nos dijo que un periodista informaba que la persona desaparecida era Santiago Maldonado, siendo que la comunidad sólo lo conocía como Brujo, este hecho nos confirmaba que había sido capturado por Gendarmería, no sabíamos de qué otra forma pudo haberlo identificado el periodista, pero así lo posteó en Facebook”, dijo Luna. Este dato también fue revelado por PáginaI12, y Bustos fue interrogado como testigo pero nadie le preguntó cómo supo lo que escribió.

Luego de cinco días, Luna acudió a buscar sus pertenencias al juzgado de Otranto, pero sólo le devolvieron la cédula y el dinero. El 2 de octubre su padre le informó que la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) lo buscaba en Cochrane por el caso Maldonado y habían interrogado a su madre. Entonces viajó a Talca para contactar al perito forense Francisco Pulgar Castillo “el cual es mi amigo, para pedirle asesoría”. Este profesional pertenece a la Defensoría Penal Pública de esa localidad.

¿Por qué ahora y desde Chile?

“Adjunto mi testimonio prestado de manera voluntaria que he entregado al Instituto de Derechos Humanos y a la Defensoría Penal Pública, para resguardarme de eventuales apremios que ya sufrieron mis familiares”, expresó Luna desde Chile. “La idea es terminar con las especulaciones sobre Nicasio, tales como el uso de su teléfono por parte de Santiago Maldonado”, apuntó Pulgar Castillo, quien como perito intervino en casos de resonancia en ese país. “La entrevista a Nicasio Luna es una declaración extra judicial, pero más allá del formalismo da cuenta de su actuar en tierras argentinas y chilenas. Por el nivel de conflictos que viven las comunidades mapuches con sus respectivos Estados, claramente genera incertidumbre sobre la trasparencia de las diligencias, lo que se corrobora acá en Chile por el actuar intrusivo de la PDI en la casa de Luna, sin una orden judicial”. El payador dijo que la PDI entró a casa de su madre “por si me encontraba escondido, también acudiendo al trabajo de ella generándole el perjuicio correspondiente”. Y agregó: “Todos mis movimientos dentro y fuera del territorio nacional los hice por pasos habilitados y controlados por la policía chilena y argentina. He participado en programas de radio, televisión y encuentro de payadores, lo cual consta en mis redes sociales”. Finalmente, en la carta que envió a esta periodista apuntó: “Espero una nueva citación de la PDI de Coyhaique o de la Fiscalía de los Lagos para responder un presunto cuestionario enviado por la justicia argentina, pero por transparencia le adjunto mi testimonio”.

Los Maldonado y las querellas sabían de la existencia del payador pero cada vez que preguntaban por él les decían que estaba perdido, que nadie lo encontraba. Ahora que apareció está en manos de la diplomacia y los exhortos judiciales que su relato llegue, finalmente, al vapuleado expediente del caso Maldonado.

(foto Informe Especial TVN)

El crimen perfecto

 

La utopía reaccionaria de los Macri y las Bullrich

Por José Ernesto Schulman (LADH)

Columnista invitado de Ojos Vendados

Autor foto: Matías Santana, mapuche, diez minutos antes del hallazgo del cuerpo sin vida de Santiago Maldonado, el 17 de octubre de 2017 a las 12.15 (Crédito MSGZAM publicada originalmente por Página12)

En uno de sus cuentos políticos, Eduardo Rosenzvaig[1], relata que los chicos de una clase de arte, en un lejano pueblo tucumano, le explican que el crimen perfecto sería aquel que nadie pueda creer que se cometa. Que sea tan obvio y tan brutal, tan grave y tan cargado de consecuencias históricas, que nadie pueda creer que se pueda cometer.  Como si alguien dijera que se pueden desaparecer treinta mil personas, mujeres, hombres, niñas y niños, desde obreros y guerrilleros hasta sacerdotes y madres de otros desaparecidos, delante de una sociedad entera que no veía nada. Solo que ya no estaban.

El crimen de Santiago Maldonado por parte de la Gendarmería Nacional, bajo el mando conjunto de Pablo Noceti, jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad y el Comandante Mayor de Gendarmería Diego Balari, jefe de la agrupación Chubut es tan “monstruoso” que la “razón democrática” se niega a verlo.

Macri es quién mejor utiliza la monstruosidad de su acción, una y otra vez dice «Para mí es tan inocente un gendarme como un ciudadano común. Es imposible que este gobierno, electo democráticamente, haga desaparecer a nadie. No podíamos condenar a la Gendarmería sin tener suficiente información» a lo que el todoterreno Lanata comenta y amplifica:  “¿Realmente pensás que Macrì tiene un plan sistemático para que la gente desaparezca? Que la Gendarmería con un mapa dijo vamos a secuestrar veinte mapuches y los metemos en un pozo y los vamos increíble, hijo matando? La campaña internacional con esto es de un cinismo de puta y cínico”.

Por razones que desconocemos, pero que por el resultado electoral y político logrado, podemos imaginar, el bloque de Poder que actuó en la secuencia: represión en Cushamen del 1º de agosto, desaparición de Santiago, interminables mentiras y agresiones contra Santiago, su familia, los movimientos de derechos humanos y todo aquel que no aceptara la mentira organizada por Bullrich y sus secuaces, decidió plantar el cuerpo de Santiago en el mismo sitio del que fuera visto por última vez por Matías Santana y emprender una nueva gran operación de encubrimiento, ahora con ropaje judicial.  Antes de seguir, vean que un periodista conchabado por el grupo Clarín, Ernesto Tenembaun, dice casi lo mismo: Toda la estrategia en el caso Maldonado estuvo guiada por Macri, aquel empresario que simpatizaba con la dictadura militar. El Gobierno respaldó en tiempo récord a la fuerza sospechada, desmintió una y otra vez a la familia del desaparecido, sembró versiones falsas sobre qué podría haber pasado, intentó crear un enemigo interno de dimensiones absurdas, involucró a la víctima con ese fantasma y trató de que el debate sobre la desaparición de Santiago Maldonado quedase tapado por la grieta que lo separa del kirchnerismo. En ese contexto, la ministra de Seguridad, al opinar sobre la década del setenta, consideró que «los demonios no eran tan demonios».

Macri, Bullrich y sus secuaces se aprovechan de nuestras propias conquistas.  Fue la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia, con sus extraordinarias conquistas contra la impunidad de los Videla, Echecolatz y otros (pero no sobre la Curia, los dueños de Clarín y La Nación o los directorios del Ingenio Ledesma, Acindar, Ford y casi todas las multinacionales con intereses económicos en la Argentina, casi todos ellos tienen su representante en el gabinete nacional) la que lavó la mugre de la Corte Automática y los jueces de la “servilleta”, hundidos para fin del siglo pasado en la peor de las mierdas, resurgidos por obra de los juicios y la ingenuidad progresista que asignaba a la Justicia y al Gobierno lo que era conquista de la lucha de los sobrevivientes, los organismos de derechos humanos y la izquierda.

Macri, Bullrich y sus secuaces se aprovechan de la lucha democrática de nuestro pueblo y de la enorme confusión generada por alfonsinistas radicales y kirchneristas peronistas de que “esto” es la democracia.  “Esto” nunca fue democracia, siempre fue dominio encubierto de diversas capas de la burguesía, con más o menos subordinación al capital financiero y los imperios, pero nunca fue siquiera el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Si hubiera sido no hubiera desaparecido en meses. Hubiera sobrevivido como lo hizo Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. 

La Operación Encubrimiento calculó hasta el momento electoral.  Apostó fuerte a que ni siquiera la desaparición forzada cambiara los ejes del debate y una vez que estaba seguro de eso lanzó la fase final de afirmar que Santiago se ahogó solo.  Como si el Río Chubut fuera el Caribe y Cushamen una playa de veraneo sofisticada.  Como en un pase de magia, todo consiste en que la mirada se fije en el lugar equivocado: en el cuerpo sin vida de Santiago y no en la represión de Gendarmería sobre los mapuches, la persecución hasta el río y el intento de Santiago y Matías de cruzar el río Chubut.  Descontextualizar siempre es el camino de la falsedad, el encubrimiento y la mentira.  De pronto se olvidaron que Santiago había muerto en un enfrentamiento armado o intentando cruzar a Chile, o que estaba en Chile, en Tierra del Fuego, en Entre Ríos, en San Luis y en tantos otros lugares.

Ahora solo se trata de lo que digan los forenses, como si los cuerpos hablaran como dijera un supuesto experto en estos temas.   Para nada, los cuerpos no hablan.  Los que hablan, los que piensan, los que razonan, los que utilizan instrumentos tecnológicos y científicos son los hombres y no existe hombre sin cultura, sin ideología, sin marco conceptual previo.  Es paradójico, los cultores del new age y la banalidad como bandera, se ponen el uniforme de científicos y pretenden que no hay ninguna discusión más que la de los médicos que practican la autopsia.  Por suerte, lo que no dicen los organismos de derechos humanos querellantes lo dice la abogada de la familia Maldonado: “Vamos a seguir sosteniendo que hubo una desaparición forzada seguida de muerte, y es el Estado el que debe demostrar eventualmente que no fue así” para aclarar que “si las pruebas marcan lo contrario no vamos a sostener en forma necia un tipo penal que no sea, el Estado debe decir por qué no es lo que venimos afirmando y en ese caso qué es pero a eso se llegará sólo con una investigación imparcial que todavía ni ha comenzado”. “Estamos pidiendo nada más y nada menos que una investigación imparcial e independiente, sobre todo independiente del Poder Ejecutivo. Imparcial respecto de las mismas personas que actuaron desde el 5 de agosto buscando en el mismo lugar, el prefecto Ruata dice que rastrillaron siete veces el río. Entonces, la aparición sin vida de Santiago en ese mismo lugar nos suma cada vez más preguntas, y las respuestas no las pueden dar quienes intervinieron el 1 de agosto, ni tampoco los que actuaron después en la investigación. Eso es lo que le estamos pidiendo al juez, porque el Poder Ejecutivo no puede investigar”.

Estamos ante un desafío de proporciones, la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado es un salto de gigantes en el camino de transformar un régimen de democracia formal, minimalista instrumental y sin consistencia económica social en algo mucho más reaccionario, elitista, clasista, patriarcal y racista, un gobierno autoritario con máscaras democráticas.  Impedirlo con movilizaciones que reclamen por una investigación independiente, como pide la familia, no es un problema metodológico sino el único camino para defender la verdad y las condiciones mismas de la lucha en la Argentina.  Es una lucha de subsistencia para la democracia argentina, pero también puede ser el comienzo del fin de los encubridores del crimen de Santiago. Depende de nosotros, de nadie más

 

 

[1] profesor, escritor e investigador tucumano, ganador de dos premios Casa de las Américas, hizo aportes extraordinarios al pensamiento crítico en muchos campos, especialmente el de la memoria. Sus libros “La oruga en el pizarrón” sobre Isauro Arancibia y “El sexo del azúcar” sobre la historia de los ingenios tucumanos son imprescindibles. Falleció a los sesenta años en 2011.

De mochilas, celulares y diatomeas

Santiago era mochilero. Su cuerpo apareció luego de 77 días, sin vida. No así la mochila que tenía el 1 de agosto, cuando acudió a la comunidad mapuche de Cushamen a dar su apoyo porque la mitad de sus weichafe (guerreros) estaban presos en Bariloche, tras la represión a la protesta por la prisión de su líder Facundo Jones Huala. Sus amigos creen que ahí adentro también podría haber estado su celular, que tampoco apareció. No es el único enigma de una de las historias más tironeada por cierta prensa. Sin esperar las conclusiones de la junta médica, que será el viernes 24 y donde se juntarán los peritos de parte con el Cuerpo Médico Forense para elaborar el informe final, siguen las feroces operaciones dictadas desde el Ministerio de Seguridad para encubrir el accionar de los gendarmes, que en verdad fueron los últimos en verlo con vida. Y la investigación judicial se parece más a un rompecabezas mojado y con piezas destruidas. El aparato judicial y las campañas mediáticas han devaluado la palabra de los testigos por ser mapuches, los uniformados aún habiendo incurrido en contradicciones siguen callando sobre los minutos finales de la vida de Maldonado, y en ese contexto las informaciones del lentísimo avance de la causa continúan siendo utilizadas para desacreditar a los que sí hablaron, como el amigo que llamó Santiago luego de desaparecido.

Así, el hallazgo del cuerpo abrió una nueva etapa, en la cual no pocos festejan ante resultados parciales de la autopsia como si el caso ya estuviera resuelto exculpando a la Gendarmería, como pretende el gobierno desde el minuto cero, casi como si se tratara de un superclásico. Pero una lectura diferente de esos mismos datos lejos de cerrar nada, abre cada vez más interrogantes que esta cronista recogió de cinco fuentes del caso. “Es un duelo infinito, estamos estancados”, dijo Sergio Maldonado”, y volvió a plantear sus dudas sobre la aparición del cuerpo sin vida de su hermano.

La mochila

Maldonado había llegado en abril a El Bolsón, y se hizo amigo de Ariel Garzí, quien reconoció en uno de los tantos videos que circularon la mochila negra que llevaba el 31 de julio, cuando Claudina Pilquiman lo llevó hasta la Pu Lof en Resistencia, y donde pasó la noche en la casilla de guardia, sin pegar un ojo por el constante hostigamiento de los gendarmes con tiros y flashes de reflectores. Ya de día cuando comenzó el avance con camionetas y a los tiros, Santiago corrió hacia el río pero en un momento volvió sobre sus pasos hasta la casilla para buscar su mochila. Ahí lo vieron Claudina y su hija, Ailinco Pilquiman. Esa imagen pertenece al 1 de agosto, mientras los gendarmes requisaban a las mujeres y niños de otras casillas, quemaban colchones, ropa y juguetes junto a una de las viviendas, y secuestraban herramientas de trabajo, entre otras pertenencias de los mapuches. La mochila que se ve en esa foto nunca más apareció, según confirmaron tres fuentes del caso.

No era ninguna de las que secuestró el 18 de septiembre el juez federal Guido Otranto, apartado del caso por insuficiencia de imparcialidad, ni tampoco es la misma que aportó la familia, que cuando tuvo esa iniciativa de entregarla al nuevo juez Gustavo Lleral fue acusada por cierta prensa de haber “ocultado pruebas”. ¿Acaso alguien le preguntó a Gendarmería dónde están las pertenencias de Santiago que faltan? ¿Por qué nunca devolvieron lo que robaron a los mapuche? ¿Otranto no la encontró en el rastrillaje de los 800 kilómetros del río Chubut? En Buenos Aires fueron peritadas dos mochilas, pero los resultados de ADN habrían dado negativo.

Llamada, SMS y videos

Tal como había hecho en su momento ante el juez Otranto –y a pesar de haber sido detenido e imputado, y de haber sido hostigado en cinco oportunidades por la policía de Río Negro– Ariel Garzí se volvió a presentar en forma espontánea ante Lleral para ponerse a su disposición y pedirle que tomara en serio la prueba que ya aportó al expediente: la captura de pantalla donde consta que el 2 de agosto a las 15:23 se comunicó con la línea chilena de Santiago +05693XXXX486, la comunicación fue atendida y duró 22 segundos. Fue durante los primeros días de agosto, y a pesar de estar acompañado por el defensor oficial Fernando Machado, en el pasillo Otranto le preguntó si acaso venía por la recompensa. “Vine porque quiero que aparezca mi amigo”, le respondió Garzí. Otranto no sólo ignoró la prueba sino que tampoco implementó la protección que el joven pidió, por la persecución que venía padeciendo desde que lo detuvieron tras la represión de enero en la Pu Lof.

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Días atrás se conoció que la empresa chilena respondió no haber recibido ninguna llamada entrante desde el número de Garzí. Las fuentes consultadas por este diario indicaron que no hay constancias en el expediente de ninguna llamada atendida por las líneas que usaba Maldonado, en fecha posterior a su desaparición. Lo cual no implica, como dedujo cierta prensa, que el amigo faltó a la verdad. La llamada se produjo pero una posibilidad es que haya impactado en otro celular, como cuando las comunicaciones se cruzan, lo cual sucede en ocasiones si el abonado no tiene crédito. Las empresas Movistar, Claro y Personal dijeron que el ese celular chileno no usó sus antenas.

Sin embargo, Garzí insistió ante esta cronista que la llamada sí impactó, y se basa en los documentos de Telefónica que el experto Ariel Garbarz vió en septiembre en el expediente. Es cierto que la empresa chilena Wom informó que no existió en ese país, pero ellos sostienen que “fue entrante en Esquel y saliente en El Bolsón, detectada por antenas argentinas no chilenas”. En ese sentido es que Garzí argumenta que las pertenencias de su amigo, la mochila y ese celular, se las llevaron los gendarmes y por eso es lógico que haya sonado en Esquel. Garbarz aún no fue aceptado como perito de parte en la causa y viene denunciando que la fiscal Silvina Ávila le consultó sobre cómo proteger los datos de las comunicaciones celulares pero luego no lo recibió más y tampoco tomó las medidas que él sugirió. Lleral acaba de pedir información adicional sobre esa llamada a Estados Unidos.

Otra de las fuentes consultadas fue muy cauta respecto de esa línea porque no tiene certeza de que Santiago haya tenido consigo el celular cuando estuvo en el Lof.

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¿Habrán tenido en cuenta los investigadores otras comunicaciones, como el mensaje de texto que mandaron los mapuches aquella mañana diciendo “se llevaron al Brujo”? Al menos, el número de la línea que lo recibió consta en la causa. Lo que también forma parte ya del expediente es el contenido del teléfono de Santiago, donde aparecen murales, tatuajes, músicos callejeros y filmaciones de asambleas populares en Chile sobre reclamos de tierras de campesinos y trabajadores. Arte y solidaridad.

¿Pozo o no pozo?

El prefecto Leandro Ruata fue el responsable del rastrillaje del río que dió con el cuerpo de Maldonado, y, además, fue quien había tenido la iniciativa que convenció al juez Lleral sobre la necesidad de hacer un nuevo operativo. Ruata en su declaración testimonial del 26 de octubre dijo que la profundidad no superaba 1,40, que el agua era cristalina, que por ahí ya habían buscado en los anteriores procedimientos y que no había pozos, de esos que sí hay en otros tramos del río. En tanto, el sitio Cadena del Sur y Página12 publicaron las declaraciones del prefecto Juan Carlos Mussin, quien en coincidencia con Ruata declaró que la profundidad del río no superaba el metro y medio en agosto, que no había pozones en la zona donde se lo vio con vida a Santiago y que tampoco había grandes correntadas. Sin embargo, el jueves 2 un matutino publicó que “los buzos”, sin identificarlos, habrían afirmado que en el lugar donde estaba el cuerpo sin vida había “un pozo de 2,4 metros, entre vegetación, raíces y ramas de sauce” tan tupidas que impedían «casi el paso de la luz solar». 

De la lectura de trece testimonios sobre ese operativo no surge una línea sobre «pozos» y todos coinciden en que el agua era tan clara que lo hicieron mayormente nadando en superficie, tipo snorkel, porque se veía el fondo. Una vez más, la versión publicada por Clarín se suma a su serie de ficción del puestero de Epuyén y la falsa retractación del testigo E. Eso que llaman posverdad.

En la médula de Santiago fueron encontradas algas unicelulares, de la familia de las diatomeas, que indicarían que estuvo en el agua desde su desaparición. Una alta fuente del caso sostuvo que bien podría tener que ver con que Santiago era vegetariano, y si acaso fuera de la flora acuática del río Chubut habría que verificar si corresponde a ese sitio específico donde fue encontrado o a otro tramo del curso de agua. La empresa Tierras del Sud, de Benetton, controla el caudal de una parte del río Chubut a través de un sistema de compuertas que lo alteran.

El hallazgo, una ramita

Según la versión oficial, que reproduce un gran matutino argentino, el cuerpo de Santiago habría estado enganchado entre la vegetación, y las ramas y raíces lo atraparon bajo el agua. Es decir, así habría permanecido sumergido durante todas estas semanas, hasta que lo encontró uno de los buzos de la Prefectura, a setenta metros de lugar donde los mapuches lo había visto por última vez. “Positivo con reservas”, fue el mensaje que envió por handy. Ahora bien, cuando el juez convocó a Soraya Maicoño, Andrea Millañanco, Sergio Maldonado, Andrea Antico y Verónica Heredia el cuerpo ya estaba flotando en la superficie del río, e incluso era visible desde la barranca. Los seis integrantes de Prefectura que declararon ante el juez, incluido Juan Altamirano que fue quien lo encontró, coincidieron en que el cuerpo estaba flotando cuando lo vieron, y que era visible desde la cima de la pendiente, y que al acercarse comprobaron que estaba sobre una rama. “El cuerpo estaba como apoyado en un sauce, que hacía una especie de tope para que el cuerpo no navegue”, dijo el buzo rescatista Marcos Montaña. En la maniobra para sacarlo del agua los buzos dijeron que no hacían pie, pero la profundidad era mayor ese día respecto del 1 de agosto por efecto de aumento del caudal por deshielo.

Por eso, el mayor de los Maldonado ratifica sus dudas. “Hipotéticamente murió ahogado, pero, ¿cómo?, ¿Estaba pescando? ¿Por qué cae ahí? ¿Murió en ese lugar o en otro lado? ¿Dónde estuvo el cuerpo? Es claro que los 78 días no estuvo en ese lugar. Si hipotéticamente estuvo en ese lugar, ¿qué hicieron en todos los rastrillajes?, ¿Por qué no lo vimos nosotros que pasamos por allí? El lugar se veía de todos lados. Cuando desapareció casi no había agua en ese lugar y cuando lo encontramos el cuerpo estaba sobre una ramita de un centímetro de espesor”.

Durante las horas posteriores al hallazgo, todos los presentes le insistían a Lleral que no podía ser, que ese cuerpo no estaba allí apenas tres días atrás. El magistrado no respondía y no tomó ninguna medida para verificar tal hipótesis, ni siquiera completó el allanamiento a la estancia Leleque, tal como había previsto en la orden que él mismo firmó el 13 de octubre.

Finalmente, el cuerpo fue removido cuando llegó el perito de la familia Maldonado, que permaneció casi ocho horas cuidando que nadie lo tocara. Si antes de llegar ellos alguien lo movió y o lo pusieron ahí es un interrogante que tienen. Para evitar que lo llevara la corriente el juez dispuso dos personas de guardia en la costa. La sospecha de Sergio consiste en que si estuvo ahí varios días se tendría que haber ido cuando sube y baja el agua. «Me opuse a que lo saquen hasta que llegara nuestro perito que estaba en viaje, por eso lo sacan tantas horas después porque no quería que cortarán nada ni tocarán nada. Por eso tenemos prueba de que estaba arriba de una ramita fina», dijo a esta cronista.

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Saber nadar

Si la cuestión se redujera a la habilidad de una persona para manejarse en el agua, serían muchos más los sobrevivientes que los ahogados. Santiago pudo haber sabido nadar y ahogarse igual, aunque hiciera pie, porque fue obligado a meterse en ese río helado. No estaba paseando, ni de pesca, ni se cayó. Llegó al río huyendo, y desapareció. Su muerte sucedió en un operativo de más de 100 gendarmes, 50 de los cuales ingresaron al territorio mapuche de forma ilegal, con camionetas y un camión de la fuerza. Fue perseguido a poca distancia por un pelotón de una docena de uniformados con escopetas que disparaban hacia el río, con la orden expresa de detener manifestantes. Algunos, incluso, ingresaron a la Pu Lof con armas 9 mm.

El subalférez Echazú fue herido y, sin embargo, fue fotografiado riéndose. ¿Sus heridas pudieron haber sido causadas por Santiago mientras se defendía? En tal sentido, en estos momentos está siendo sometido a análisis de ADN las uñas del joven, así como del bastón retráctil, de unos 80 centímetros y finito, encontrado en uno de los bolsillos de su pantalón, que según sus amigos era de él. Ellos creen que pudo haberla llevado para su autodefensa. Echazú quedó imputado cuando fue a presentarse ante la fiscalía, luego de que este diario publicara que analizaban con peritos forenses sus heridas en la cara. Pero claro, nadie supo responder de qué lo acusan ni cuándo sería indagado, si es que eso sucede.

Algunos gendarmes se alejaron de la zona y regresaron a sus bases en la madrugada del 2 de agosto. Los peritajes de las camionetas señalan que fueron lavadas previamente, invocando un “reglamento” que los obliga a hacerlo. Un Eurocargo aparece en fotos con parte de la lona mojada. Sin embargo, ni la fiscal ni los jueces del caso profundizaron sobre los alcances de ese accionar y las fuertes contradicciones entre las declaraciones de los jefes y gendarmes. Todo esto no pudo haberse realizado sin la orden del comandante Juan Pablo Escola, que nunca dejó de estar en contacto con su superior, Diego Balari, y el funcionario de Seguridad Pablo Noceti. ¿Alguno de ellos habló hasta ahora salvo para cubrirse? Noceti gritó días atrás en su despacho que “ni muerto” entregaría su celular. Los mapuches ya hablaron, el cuerpo lo está haciendo, pero ya se cumplió el ciclo de pedirle pruebas a las propias víctimas. Es hora que hablen los victimarios.

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Final abierto

Es muy probable que los resultados finales establezcan que Maldonado perdió la vida por ahogamiento, así lo indica el agua que llegó a sus pulmones cuando aún estaba respirando. De manera sorprendente, esta conclusión preliminar disparó la instalación de que como murió ahogado entonces fue un accidente y los gendarmes no tuvieron nada que ver.

Quienes conciben la vida con lógica binaria apuestan al resultadismo futbolero, al blanco o negro, y bregan por la inexistencia de todo tipo de incertidumbre, como la que genera la espera de los resultados de una autopsia. Los abogados con experiencia de violaciones sistemáticas a los derechos humanos coinciden en que la causa final de muerte de una persona víctima del accionar de las fuerzas de seguridad de ningún modo explica la mecánica ni el motivo de la misma. Los casos ocurridos durante los gobiernos constitucionales posteriores a la dictadura cívico militar ponen en evidencia mecanismos de neutralización de responsabilidades para proteger a los agentes del Estado, y son casi siempre los mismos: se ahogó, lo chocó un auto, murió por inanición, tal como demuestran las causas por las desapariciones y muertes de los jóvenes Iván Torres, Miguel Bru, Luciano Arruga, Ezequiel Demonty, Sebastián Bordón, Franco Casco. ¿El caso Maldonado es diferente? En sus preparadas declaraciones testimoniales los gendarmes admitieron que llevaron armas de fuego, y en sus conversaciones quedó expuesto como querían “cazar al negro”, agarrar a uno, “darle corchazos para que tengan”.

“Va a llevar su tiempo establecer la causa de su muerte, se habla tanto, muchas veces sin saber”, dijo el juez Lleral días atrás. Él y la fiscal abren el paraguas ante un casi inevitable cambio de carátula, que quizás ni siquiera sea desaparición forzada seguida de muerte como propicia la abogada de la famillia Maldonado, pero que no necesariamente vaya a mejorar la situación procesal de los gendarmes. Quienes festejan la posibilidad de que se haya tratado de una “muerte accidental” no advierten que la calificación podría terminar en homicidio, con todos los agravantes que implica que haya sido cometido en medio de semejante situación represiva. Los caminos penales son insondables, pero algunas experiencias sirven para pensar escenarios posibles. En el caso de Ezequiel Demonty, el joven de 19 años cuyo cuerpo apareció flotando en las oscuras aguas del Riachuelo, tres policías fueron condenados a prisión perpetua por torturas seguida de muerte y privación ilegal de la libertad; en el caso de Franco Casco, que desapareció el 6 de octubre y apareció en el río Paraná el 30 de octubre, en septiembre fueron apresados 32 policías acusados por el crimen, la desaparición y el encubrimiento de los hechos.

Por el homicidio del militante, escritor y periodista Rodolfo Walsh fueron condenados a prisión perpetua los genocidas que lo habían mantenido desaparecido en las catacumbas de la ESMA. Aún sin el cuerpo, esa condena fue posible.

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La fiscal Ávila no acusa, defiende a Gendarmería

A la espera de los resultados de la autopsia de Santiago Maldonado, que podría derivar en un cambio en la carátula del caso, el juez federal Gustavo Lleral advirtió que «saber la causa de su muerte va a llevar un tiempo». Lo dijo en referencia a las filtraciones sobre el informe preliminar, y a las conjeturas que éstas propician, por lo cual agregó que «se habla tanto y muchas veces sin saber». Por otra parte, el magistrado respondió sobre la convocatoria a declarar del denominado testigo «E». Como si los dichos de este joven mapuche identificado así en los documentos probatorios de la CIDH fuera el único capaz de esclarecer el caso, y luego de meses de no investigar el rol de la Gendarmería y de haber desacreditado las voces de los mapuches, la fiscal federal Silvina Ávila pidió al juez que lo identifique y lo cite. «Verificaremos luego si se trata del testigo del que todo el mundo habla», dijo el magistrado con cautela.

En la resolución donde hizo este pedido, Ávila volvió a falsear y tergiversar documentos oficiales. Así como faltó a la verdad respecto de las prendas de Santiago en aquel informe que elevó al gobierno para que los funcionarios de Cambiemos respondan ante la ONU y la OEA –y que ocultó a la procuradora Alejandra Gils Carbó–, ahora sostuvo que la medida cautelar que dictó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para intimar al estado argentino a dar con Santiago Maldonado se basó exclusivamente en ese testimonio de identidad reservada (E), que paradójicamente no existía como tal en el momento en que ese organismo se pronunció. El corpus probatorio que motivó la cautelar emitida por la CIDH el 22 de agosto es un extenso informe que describió el accionar del Estado, negando la responsabilidad de Gendarmería y poniendo en duda que Maldonado haya estado en el lugar de los hechos.

El testimonio de E fue recogido por los abogados peticionantes entre el 11 y el 15 de septiembre como prueba de las violaciones a los derechos humanos que comenzaron con la represión en enero en la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia de Cushamen, y es quien afirmó que escapaban juntos de los balazos de los gendarmes cuando ingresaron al río Chubut, que Santiago no pudo cruzar y volvió a la orilla donde fue apresado por gendarmes. Lucas habría sido el último de los compañeros de Maldonado en verlo con vida, pero podría no ser la única persona que podría dar testimonio de ese momento, porque los gendarmes que lo rodeaban en ese momento nunca fueron interrogados al respecto.

Dijo Ávila que “la querella de la APDH (Córdoba) presentó ante la CIDH otros testigos, entre ellos el famoso E de nombre Lucas, dichas presentaciones dieron como resultado la resolución 32/17 y el trámite actual de una nueva medida cautelar”. Sin embargo, esa resolución tiene fecha del 22 de agosto, cuando ese testimonio fue recogido un mes después, y presentado el 22 de septiembre para pedir al gobierno una sanción por el incumplimiento de la medida cautelar. “E no es el fundamento, esa cautelar otorgada fue otorgada antes por el cúmulo de otros testimonios y pruebas, fotografías y videos aportados, Ávila ni siquiera toma en cuenta los hechos cronológicos, se maneja con absoluta impunidad”, dijo a Página12 una fuente del caso.

La fiscal fue aún más allá al pedir al juez Lleral que intime a los letrados de la APDH (Córdoba), en su caso Carlos González Quintana, y el otro peticionante, Fernando Cabaleiro, de Naturaleza de Derechos, porque al no hacer constar los datos filiatorios del testigo podrían haber violado una ley algo vetusta referida a las denuncias ante organismos internacionales. “Es un ataque infantil, sin leer las presentaciones, y nos amenaza en base a una ley de 1951, que penaliza a todo aquel que haga denuncias ante organismos internacionales, ni existía la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, aquel que propiciare denuncias en el exterior contra el Estado argentino será pasible de una pena de inhabilitación de cinco a 25 años”.

La fiscal federal subrogante de Esquel insistió en que “en una acción de esta envergadura las partes querellantes habrán tomado los mínimos recaudos para registrar, al menos internamente, los datos filiatorios de quienes testimoniaron”. Al leer este párrafo la querella aludida recordó que la representante del Ministerio Público no tuvo un sólo recaudo respecto de todas las pruebas “que nunca recogió, como las postas de plomo del lugar de los hechos, y las medidas de prueba que nunca realizó como los allanamientos a las casas de los gendarmes y a la estancia de Benetton; además de dejar vencer los plazos para apelar el rechazo a las medidas solicitadas por ella misma, entre ellas el cruce de llamadas entre el jefe de Gabinete Pablo Noceti y los jefes del operativo de Gendarmería”.

En su momento, los peticionante ante la CIDH elevaron cuatro testimonios, dos de ellos ya habían declarado en la causa, Matías Santana y Soraya Maicoño, pero como los otros dos habían pedido reserva de identidad simplificaron colocando a cada uno una letra. Así el tercer testimonio sí se concretó en sede judicial, fue el de Ailinco Pilquiman, la joven que junto a su mamá llevó a Maldonado a la Lof el 31 de julio. En tanto E estuvo citado pero el ex juez del caso, Guido Otranto, levantó sucesivas veces la audiencia. Hasta que luego del allanamiento del 18 de septiembre, en el cual los testigos del caso fueron torturados durante doce horas, el joven volvió a sentir temor por su integridad física. Tanto Santana como Ariel Garzí. amigo de Santiago, sufrieron hostigamiento y campañas mediáticas que los desacreditaron luego de dar testimonio. A tal punto que la ministra Bullrich nombró públicamente a Garzí, quien había pedido protección y reserva de su identidad.

Ahora, en una nueva embestida contra los testigos, y mientras los gendarmes sospechados ya se disponen a mudarse a otras provincias, un matutino reveló que el testigo Lucas pertenece a la familia de otras dos testigos. Luego de haberlo calumniado al publicar que se desdijo para cobrar la recompensa de dos millones que ofrece el Estado a quien aporte información, lo cual fue desmentido por el propio juez Lleral, ahora ese medio difundió incluso a qué escuela concurría.

Esto sucede a pocos días de que la fiscal subrogante lograra separar de la causa a la Procuración de Violencia Institucional (Procuvin), a cargo del fiscal Félix Crous, que había tenido un papel destacado desde el primer día de la investigación. Ávila mantiene informado en forma directa al gobierno de cada detalle del caso, al mismo tiempo que negaba datos a los fiscales de la Procuvin. Durante estos meses, se negó a intervenir los teléfonos de los jefes de Gendarmería que la Procuvin consideraba esencial a los efectos de determinar si había una desaparición forzada en curso, y todas las medidas solicitadas por estos fiscales especiales eran acercadas con demora al juez de la causa. Tampoco accedió a allanar la estancia de Benetton como así las casa de los gendarmes sospechados, ni apeló el rechazo del juez Otranto al cruce de llamadas entre Noceti y los altos mandos de Gendarmería. Como si todo esto no fuera suficiente, mantiene un especial encono contra la abogada de la familia Maldonado, algo que la Procuvin intentó eliminar, sin éxito.

“Se comporta como si fuera abogada de Gendarmería”, dijo Verónica Heredia, letrada de la familia de Santiago, el 14 de septiembre en la puerta del Juzgado Federal de Esquel cuando salía de pedir los apartamientos de juez y fiscal en la causa.

Este dato y toda la peligrosidad que implica el rol de Ávila en el caso Maldonado fue descripto en detalle por el colega Daniel Satur en esta nota de La Izquierda Diario

La peligrosa permanencia de la fiscal

Por otra parte, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos  (APDH) solicitó que la fiscal federal Silvina Ávila sea apartada de la causa que investiga la muerte de Santiago Maldonado por entender que existe un conflicto de intereses que impiden avanzar en el esclarecimiento de las causales y el contexto de su muerte. El organismo de derechos humanos objetó que Ávila es la fiscal en la causa que dio origen al despliegue represivo de Gendarmería en el Pu Lof Resistencia Cushamen, que comenzó el 31 de julio para desalojar de la ruta 40 a los miembros de esa comunidad que protestaban por la detención de sus compañeros en Bariloche y la prisión de su lonko, Facundo Jones Huala.

Esa causa está caratulada NN s/entorpecimiento de servicios públicos, por la violación del artículo 194 del Código Penal, y al mismo tiempo interviene en el proceso que investiga investiga la desaparición y muerte de Santiago Maldonado. “En la del corte de ruta acusa a la comunidad y de alguna manera defendiendo a Gendarmería, mientras que en el expediente sería a la inversa, se trata de un conflicto de intereses, no ponemos en duda cómo llevó adelante la causa, y lo hacemos ahora porque para ampliar las pruebas hacen falta más indagatorias que ella no estaría en condiciones de propiciar”, dijo a Página12 Gisela Cardozo, de la APDH Nacional.

De hecho, mientras que en una de esas causas Ávila persigue a los miembros de la comunidad mapuche y robustece las actuaciones de la Gendarmería Nacional como parte interesada, en la otra, investiga a Gendarmería así como la legalidad del despliegue de los órganos coercitivos del Estado. “La APDH entiende que esta situación pone en dudas el control jurisdiccional imparcial de dichos actos, es decir,  brindar confianza de control judicial hacia otros órganos del Estado, lo que ha sido hasta ahora un factor importante de la falta de avances en la investigación”, indicó sobre la recusación que ahora deberá definir el juez federal Gustavo Lleral.

 

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«Hubo gritos de dolor que salían del alma»

“Ahora que se conoce lo que pintaba, escribía y tatuaba Santiago, entre todos tenemos que mantener viva su memoria, es la responsabilidad de los que seguimos luchando como personas concientes que queremos cambiar el mundo, que no sea sólo una consigna”. Fernando Jones Huala habla pausado, cuida las palabras como si las pesara. La semana pasada, junto a Soraya Maicoño tuvieron una reunión privada con el presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Francisco Eguiguren, donde expusieron en detalle la persecución que están sufriendo como comunidad mapuche, así como la necesidad de que sean protegidos los testigos que vieron por última vez con vida a Maldonado en Pu Lof de Cushamen. Y se llevaron un compromiso de que el organismo intervendrá al respecto, probablemente con el dictado de una nueva medida cautelar. El joven vocero mapuche dijo que Eguiguren le preguntó por su hermano, el lonko Facundo Jones Huala, detenido en Esquel a la espera de un juicio de extradición en una causa que fue declarada nula porque los testigos en su contra sufrieron torturas. “Hacemos un llamado de alerta a todas las naciones originarias del mundo y luchadores sociales y de los derechos humanos”, expresó ante la inminente fijación de la fecha del nuevo proceso. Sobre la reacción de los miembros de su comunidad que presenciaron el hallazgo del cuerpo de Santiago dijo que “hubo gritos de dolor que salieron desde el alma”. En esta entrevista con Página12 admitió que hay más mapuches que no han declarado porque “tienen miedo”, dado que la justicia “no da garantías” suficientes. “Cuando uno proyecta su vida no elige tener un desaparecido y ser testigo de semejante crimen político”, dijo Jones Huala.

“Es importante que el resto de la sociedad comprenda que esto no le pasa solamente a un grupo de acá, es algo histórico, hay miles de desaparecidos de diversos los pueblos originarios por eso enviamos un saludo fraterno a ellos y a los movimientos sociales que entienden el rol del Estado en el encubrimiento y la impunidad”, agregó.

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Jones Huala y Maicoño viajaron a Montevideo porque la CIDH abrió un expediente a partir de la represión que sufrieron en enero, pero no participaron de la reunión de trabajo referida específicamente a la investigación por la desaparición forzada seguida de la muerte de Santiago Maldonado “por la gravedad del caso que ameritó la apertura de una causa autónoma”, aunque sí estuvieron los mismos abogados que los representan a ellos, de Naturaleza de Derechos y de la APDH. Sin embargo, Eguiguren los recibió al finalizar ese encuentro, con Jorge Mesa, director de Medidas Cautelares. “Detallamos el contexto y el nivel de violencia política e institucional, hablamos de la situación histórica que viven todos los pueblos originarios, mencionamos el rol de los medios en este proceso de estigmatización contra nosotros”, relató Jones Huala en diálogo con Página12. “Sin que nosotros lo mencionáramos, él preguntó sobre la detención de Facundo Jones Huala, y ahí le conté que fue el día que se juntó (Mauricio) Macri con (Claudio) Avruj, y Michelle Bachelet, cómo fue la detención y el trabajo del juez (Gustavo) Villanueva”, agregó este joven mapuche, de 28 años, que oficia de vocero (werken) de su comunidad. “El hostigamiento que denunciamos proviene del Estado y de grupos parapoliciales, que responden a Benetton y a terratenientes de la zona, hablamos también del rol de la Sociedad Rural Argentina. Y en un momento él mencionó que es relator de los derechos de los pueblos indígenas, y tiene conocimiento de este tipo de conflictos que se dan en toda América Latina. Estuvieron muy atentos a cada palabra nuestra, nos hicieron preguntas y fue una reunión extensa, pero ellos en ningún momento mostraron estar apurados para que finalizara, sino al contrario».

–¿Qué dijeron los representantes de la CIDH?

–Al finalizar Eguiguren nos dijo que va a seguir personalmente de cerca el caso, y que una vez que estudiaran los detalles buscarían la forma de ayudarnos como comunidad con la situación de violencia que estamos padeciendo. Hay una posibilidad de que dicten medidas cautelares en favor de la comunidad, y de protección para su miembros. Se sorprendieron mucho cuando le dijimos que tuvimos que construir muros de piedra por la cantidad de veces que fue la policía, fuerzas de seguridad y grupos parapoliciales a dispararnos, en presencia de niños. Son situaciones permanentes que no trascienden en la prensa.

–¿Hablaron de la semana del 18 de septiembre, cuando tras el allanamiento hubo una ocupación del juzgado federal y luego quemaron las casas de mapuches en Vuelta del Río?

–Tratamos de dar un contexto general, se hizo mención a eso porque esa comunidad también pidió medidas cautelares por ese hecho. Pero el detalle está en los informes, videos y fotos que presentaron los abogados (de Naturaleza de Derechos y APDH) y que ya está en el sistema de la comisión.

–¿Su hermano afronta un nuevo juicio de extradición?

–Sí, y por eso Naturaleza de Derechos pedirá también una cautelar por él a la CIDH. En la reunión explicamos que existe una persecución política, las declaraciones de algunos funcionarios y los medios de desinformación. Sus derechos como miembro de un pueblo originario fueron vulnerados, violando tratados y convenios internacionales. Intervino la Cruz Roja Internacional para que a Facundo le reconocieran el derecho a la medicina propia mientras su salud se estaba agravando fuertemente. Comenté sobre la causa en Chile, Facundo no estuvo presente y las demás personas fueron absueltas por falta total de pruebas, se cayó el montaje político y judicial y mediático. 

–Si ese juicio se cayó ¿por qué está preso el lonko?

–Por decisiones políticas, no hace falta ser abogado porque al ver el expediente es evidente que está detenido ilegalmente. Una cosa es la causa en Chile y otra el proceso judicial por el pedido de extradición. El año pasado fue llevado adelante ese juicio, donde no se juzga por los motivos requeridos por el Estado chileno sino si se procede o no a dar la extradición. En ese proceso salieron a la luz la tortura al testigo Gonzalo Cabrera, el allanamiento ilegal que lo llevó a la detención, se procesaron a dos jefes de la Policía y la Brigada de Investigaciones de Chubut, y el espionaje ilegal de un agente de la AFI,entre otras irregularidades. Ese espionaje fue sobre Facundo, la familia y gente de comunidades mapuche tehuelche, periodistas, profesores, abogados, todos defensores del territorio. Por todo esto es que se le dio la libertad. Aún así, tras la reunión de Macri con Bachelet lo detienen de nuevo el 27 de junio, y enseguida aparecen más irregularidades, como por ejemplo que Chile no llegó a hacer el reclamo formal dentro del plazo que dicta la ley, la justicia argentina fuera de plazo aceptó el pedido de extradición. En un principio el juez Gustavo Villanueva le decía a los abogados que era una causa nueva, pasaban los días y no informaba las razones de la detención. Cuando nos enteramos que era la misma causa se denunció a Naciones Unidas y la CIDH. A principios de agosto la Corte Suprema confirmó la nulidad del primer juicio, pero esto no modificó en nada la actitud del juez. A pesar de todos estos vacíos legales que mantienen al lonko preso, se va a hacer un nuevo juicio de extradición, no se sabe si será el juez Guido Otranto o Villanueva. El lonko está detenido fuera de todos los plazos, por esto apelamos a Casación. Sabemos que van a poner la fecha con un corto plazo, porque quieren evitar que haya, como la vez pasada, 300 personas afuera de diferentes comunidades, organizaciones sociales y de derechos humanos. Convocamos a naciones originarias del mundo para que vengan, y a formar un parlamento de pueblos originarios para hablar sobre la situación de violencia que sufren en todas partes.

–¿Cómo vivió ser recibido en el Palacio Legislativo de Montevideo donde la CIDH hizo la reunión?

–Nunca había estado en una situación así, pero tengo una tranquilidad que llevo a todos lados, estamos encarando una lucha por la humanidad que nos toca como ser mapuche. Con esa convicción de aportar aunque sea un granito de arena para la humanidad es que llegamos ahí. Eguiguren es una persona muy serena, se le siente el nivel humanitario que tiene su persona. Una minoría de medios están comprometidos con la verdad y la seriedad, pero la mediatización en términos generales ha deformado y desviado todo, con un mayor sufrimiento hacia la familia, y hacia una sociedad que elige que no sucedan estas situaciones en una supuesta democracia. El mal que han hecho va más allá de las personas afectadas, es una maldad que se extiende generando mentiras y difamaciones. Otra parte de la sociedad ha perdido el sentido humanitario.

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–¿Cómo se sintió tras el hallazgo del cuerpo de Santiago?

–Fue una sensación de inexplicable dolor y sufrimiento que genera, hubo gritos de dolor que salían desde el alma de quienes vivieron ese momento. En el momento que vi el cuerpo sentí tristeza, por el nivel de inhumanidad que tiene parte de la humanidad. Luego vino la angustia y el llanto, que son inevitables. Cuando hay un porcentaje de personas con tal nivel de maldad somos todos vulnerables, no sólo nosotros. Pero los pueblos originarios estamos expuestos desde el momento en que vinieron a invadir y a masacrar a nuestra gente.

–¿Piensa que el cuerpo no estuvo allí desde el 1 de agosto?

–El lugar donde apareció no puede ser. Si supuestamente estuvo ahí, que es lo que quieren implantar, hace unos días era una orilla y era muy fácil de ver, arriba de una loma lejos del río, y ya se veía el bulto. Además en el momento del hallazgo no estuvo nadie de la comunidad, ni Sergio, ni la abogada, y ni siquiera el juez. Son cuestiones a tener en cuenta.

–Para esclarecer qué pasó con Santiago ¿es necesario que declaren más personas?

–Como se puede ver en los videos había más gente. No estaban solamente Santiago y Matías Santana ese día, eso es claro. Pero la realidad es que hay que ponerse en la carne propia de las personas y entender el miedo, el bloqueo ante esta situación. La gente todavía está asimilando toda esta situación, los testimonios están pero sucede que están tapados por todo lo que ha sucedido en torno a la desaparición de Santiago. Con Eguiguren hablamos de esto, y conversamos con otros organismos internacionales para ver de qué manera se pueden generar medidas de protección que motiven a estos testigos a prestar declaración. Pero al día de hoy tienen miedo, no es una negativa sino un miedo que los bloquea.

–¿Es cierto que cuando ustedes indicaron que no tenían garantías el juez Gustavo Lleral les respondió que él tampoco las tenía?

–Sé que eso es cierto.

–El testigo denominado con una letra ¿existe?

–Sí. Es verdad, fue tal cual como lo reflejó el trabajo que hicieron los abogados que presentaron la denuncia ante la CIDH. Lo que fue mentira es el mamarracho que armaron con que se desdijo, todo eso fue falso.

–¿Qué actitud tiene la comunidad respecto de la reconstrucción de los hechos?

–La gente de la comunidad ha dado su palabra tanto al juez como públicamente de acompañar las medidas como esa. La cosa es coordinar, porque es la época en que se realizan ceremonias.

–¿Y sobre el resguardo del lugar del hallazgo del cuerpo?

–La comunidad dio su palabra a la familia, además de al juez, de que la mayor protección era en sus manos. Son los principales que buscan verdad y justicia, luego de la familia, por supuesto. Ese compromiso se está cumpliendo y el lugar está intacto. Ahí vuelve a aparecer la mediatización, que sólo hace daño.

FOTOS Alejandra Bartoliche y Enfoque Rojo

en septiembre en buenos aires, de izquierda a derecha, fernando jones huala, daniel loncon y sergio nahuelquir

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